jueves, 31 de marzo de 2011

El gallego que no resulta indiferente.

Fuente: http://elprogreso.galiciae.com/nova/82890.html?lang=es

"El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, ha asegurado que la calificación de "gallego" que José María Aznar hizo sobre Mariano Rajoy aludía al carácter "pausado, tranquilo e inteligente" del líder del PP.
En una entrevista a una cadena de televisión, Aznar afirmó, acerca del actual líder del PP, Mariano Rajoy, que "tiene una gran experiencia y una gran capacidad de resolución, y capacidades para ser presidente, lo que pasa es que tiene su forma de ser, su origen gallego, su ejercicio de gallego". Núñez Feijóo señaló en conferencia de prensa, tras la reunión semanal del Ejecutivo autonómico, que él interpretó la calificación de gallego referida a Rajoy como "algo totalmente positivo. (...)"

Lo que pasa es que es gallego, acabáramos! No sé qué pasará con Aznar cuando se dé cuenta de que Blanco es gallego, Cachafeiro es gallego, el Ministro de Justicia es gallego, y suma y sigue .... Sí le valió que Rajoy fuera gallego para enviarlo aquí a decir que lo del Prestige eran finos hilillos .... Parece que Aznar hizo migas con Rosa Díez, en cuanto a su apreciación de los gallegos y el vocablo "gallego". En fin, menos mal que soy gallega sino igual hasta me lo tomaba a pecho. (Flaca memoria la de aquel que no recuerda que el gallego de Fraga parió a su partido). Creo que este hombre, D. Aznar, debería pasar a la historia como Aznar el americano, tipo de título como el Sastre de Panamá o Pepe Botella, mmm, Aznar el americano, no suena del todo mal. Cero patatero.

sábado, 26 de marzo de 2011

Artículo de Opinión de D. Xosé Luís Barreiro Rivas

 Me permito la licencia de colgar el siguiente artículo de opinión de D. Xosé Luís Barreiro Rivas (publicado en La Voz de Galicia de 26 de marzo de 2011):

"La opinión pública ya tiene descontado a Zapatero, a quien considera un político voluble, pusilánime e ignorante. Pero la opinión pública ni es infalible ni es generosa, con la misma ligereza con la que quiere borrar a Zapatero, trituó antes a Morán, a Landelino  Lavilla, al Roca de la operación Roca y al mismísimo Adolfo Suárez. La democracia española tiene la más extensa nómina de políticos que la opinión pública vituperó primero y añoró después, y por eso empezaré por aconsejarle al presidente que no haga su historia a base de recortes de periódico o de grabaciones de las tertulias, porque el argumento de su vida puede cambiar sustancialmente.

Es cierto que Zapatero cometió grandes errores en el diagnóstico de la crisis y en el retraso y orientación de las políticas que se diseñaron para una situación aguda y transitoria que después se enquistó y prolongó más allá de todo pronóstico. Pero no es menos cierto que, cuando la necesidad de ordenar las políticas de la zona euro le puso ante la evidencia y la naturaleza del problema de España - mayo del 2010 - , su reacción y su transformación personal fueron fulgurantes y, lejos de acoquinarse, tomó con extraordinaria fuerza y perseverancia la tarea de crear nuevas políticas y realizar reformas estructurales, por las que nadie apostaba ni un duro.

Contra todo pronóstico, y con la ayuda del PNV y CiU, rompió el cerco del PP, y lejos de meternos en una crisis a la portuguesa, asentó un año de política estable que, con mucha prudencia y flexibilidad, recondujo al diálogo a unos sindicatos que se habían tirado por la pendiente de las huelgas generales, a una patronal que daba por sentado que la tarea de España no estaba al alcance de un izquierdoso mediocre, y a una opinión pública que utilizó numerosos tiquismiquis y comadreos para llenarle las alas de plomo. Y en estas andábamos cuando, en plena cumbre europea, contextualizada en la crisis de Japón y en las revoluciones del Magreb y el Medio Oriente, estalla el problema de Portugal. Y es entonces cuando los españoles nos enteramos de que a aquel ninguneado Zapatero empiezan a cuadrarles las cuentas, a favorecerle los indicadores y a respetarlo Europa entera. Y ni siquiera el PP se atreve a negar ya que España es el cortafuegos de los rescates, y que Zapatero se ha convertido en el humilde símbolo de un "Yes, we can" inesperado.

La situación electoral de Zapatero sigue siendo desesperada, y nadie se juega los cuartos por él. Pero el ninguneo que sufrió durante un año solo tiene cabida en boca de ignorantes que no tienen ni idea de cómo fue y va a ir la fiesta. Y a mi me gusta ser el primero en certificar esta impresionante metamorfosis, antes de que los gurús le conviertan en el gran guía que nos hizo cruzar con razonable éxito el desierto de la crisis. "